Ramos Abbud Eloi Mahadma
Existe mucha gente a la que le gusta identificar a las diversas generaciones de jóvenes con un hecho histórico especifico, así pues, los jóvenes de los años 60 fueron la generación del amor, de la revolución sexual, de los grandes movimientos sociales, los jóvenes que vieron al hombre llegar a la luna, nosotros, décadas mas tarde, conocimos un mundo muy distinto al de aquella generación temerosa de la guerra nuclear durante la guerra fría.
Nosotros somos la generación de la revolución científica y tecnológica, la generación del cambio climático, la generación dependiente de las computadoras y desconfiada de los transgenicos, somos también, la generación que nació en la era del SIDA.
Es cierto que el SIDA ha cobrado la vida de mas de 20 millones de personas alrededor del mundo, pero para personas de nuestra sociedad, también es cierto (como común denominador) el oír del SIDA, pero jamás haber estado en contacto con el, abandonamos el temor infantil al “coco” o al “viejo del costal”, para cambiarlo por el temor al virus, por el temor a la imagen de un hombre esquelético, postrado en la cama de un hospital, gracias a la estupenda actuación de Tom Hanks en Filadelfia, mas la realidad (al menos de la mayoría de la gente que conozco) es que el SIDA pareciera no existir en si, y que solo esta detrás de la pantalla de la televisión.
No hablo de la realidad de la gente en comunidades rurales, ni de las personas que no han tenido acceso a la educación, hablo de una realidad pequeña y sesgada (claro hablo de ella porque me da la gana), de la gente que ha tenido un desarrollo como yo, que jugó con Nintendo cuando era pequeña, y que coleccionaba tazos en la primaria (añitos mas añitos menos). Quizás sea por esta razón, porque nunca hemos visto a alguien padecer y llevar el transcurso de la enfermedad (afortunadamente) que la practica deliberada de sexo de alto riesgo se ha puesto muy “de moda”, las fiestas de bareback (sexo sin condón) donde para tener encuentros muchas veces con múltiples parejas se reúnen gran cantidad de personas, que quizás cansadas de vivir con miedo, deciden “disfrutar” del momento sin temor a las posibles consecuencias de su actuar. Para estos, la emoción de la ruleta rusa sexual parece ser mayor que las intensas campañas de prevención con las que hemos vivido durante los pasadas décadas; no hemos descubierto como inmunizarnos contra el virus, pero pareciera que nuestra sociedad se esta inmunizando contra la prevención. Por si no fuera poco, existen personas que llevan esta practica mas allá, decidiendo deliberadamente buscar el contagiarse de la enfermedad, viéndolo como algo erótico, como un logro, pensando muchos de ellos, que morir de SIDA es cosa del pasado, una o dos pastillas al día, y del bichito ni quien se acuerde. Esta practica “bugchasing” para ser coherentes con nuestra costumbre de decirlo todo en buen espanglish, esta creciendo enormemente y ante las narices de las autoridades de varios países que se niegan a considerarlo como un problema de salud publica (como se negaron también a considerar al SIDA hasta que oyeron los pasos en la azotea, jeje bueno saber que al menos algo en este mundo no ha cambiado), quizás sea porque por el momento, estas practicas parecieran ser exclusivas de la comunidad homosexual (¿cuando le ha importado a los gobiernos lo que pase en las minorías?).
Un fenómeno extraño, para muchos incomprensible, en el marco de un mundo quizás demasiado acostumbrado a oír malas noticias. ¿Prevenir?, las políticas de salud publica bien podrían irse enfocando a difundir el mensaje “sálvese quien pueda” ¿y para cuando la cura del SIDA? porque parece ser que después de 20 millones de muertos… hay gente que aun no agarra el mensaje.
Existe mucha gente a la que le gusta identificar a las diversas generaciones de jóvenes con un hecho histórico especifico, así pues, los jóvenes de los años 60 fueron la generación del amor, de la revolución sexual, de los grandes movimientos sociales, los jóvenes que vieron al hombre llegar a la luna, nosotros, décadas mas tarde, conocimos un mundo muy distinto al de aquella generación temerosa de la guerra nuclear durante la guerra fría.
Nosotros somos la generación de la revolución científica y tecnológica, la generación del cambio climático, la generación dependiente de las computadoras y desconfiada de los transgenicos, somos también, la generación que nació en la era del SIDA.
Es cierto que el SIDA ha cobrado la vida de mas de 20 millones de personas alrededor del mundo, pero para personas de nuestra sociedad, también es cierto (como común denominador) el oír del SIDA, pero jamás haber estado en contacto con el, abandonamos el temor infantil al “coco” o al “viejo del costal”, para cambiarlo por el temor al virus, por el temor a la imagen de un hombre esquelético, postrado en la cama de un hospital, gracias a la estupenda actuación de Tom Hanks en Filadelfia, mas la realidad (al menos de la mayoría de la gente que conozco) es que el SIDA pareciera no existir en si, y que solo esta detrás de la pantalla de la televisión.
No hablo de la realidad de la gente en comunidades rurales, ni de las personas que no han tenido acceso a la educación, hablo de una realidad pequeña y sesgada (claro hablo de ella porque me da la gana), de la gente que ha tenido un desarrollo como yo, que jugó con Nintendo cuando era pequeña, y que coleccionaba tazos en la primaria (añitos mas añitos menos). Quizás sea por esta razón, porque nunca hemos visto a alguien padecer y llevar el transcurso de la enfermedad (afortunadamente) que la practica deliberada de sexo de alto riesgo se ha puesto muy “de moda”, las fiestas de bareback (sexo sin condón) donde para tener encuentros muchas veces con múltiples parejas se reúnen gran cantidad de personas, que quizás cansadas de vivir con miedo, deciden “disfrutar” del momento sin temor a las posibles consecuencias de su actuar. Para estos, la emoción de la ruleta rusa sexual parece ser mayor que las intensas campañas de prevención con las que hemos vivido durante los pasadas décadas; no hemos descubierto como inmunizarnos contra el virus, pero pareciera que nuestra sociedad se esta inmunizando contra la prevención. Por si no fuera poco, existen personas que llevan esta practica mas allá, decidiendo deliberadamente buscar el contagiarse de la enfermedad, viéndolo como algo erótico, como un logro, pensando muchos de ellos, que morir de SIDA es cosa del pasado, una o dos pastillas al día, y del bichito ni quien se acuerde. Esta practica “bugchasing” para ser coherentes con nuestra costumbre de decirlo todo en buen espanglish, esta creciendo enormemente y ante las narices de las autoridades de varios países que se niegan a considerarlo como un problema de salud publica (como se negaron también a considerar al SIDA hasta que oyeron los pasos en la azotea, jeje bueno saber que al menos algo en este mundo no ha cambiado), quizás sea porque por el momento, estas practicas parecieran ser exclusivas de la comunidad homosexual (¿cuando le ha importado a los gobiernos lo que pase en las minorías?).
Un fenómeno extraño, para muchos incomprensible, en el marco de un mundo quizás demasiado acostumbrado a oír malas noticias. ¿Prevenir?, las políticas de salud publica bien podrían irse enfocando a difundir el mensaje “sálvese quien pueda” ¿y para cuando la cura del SIDA? porque parece ser que después de 20 millones de muertos… hay gente que aun no agarra el mensaje.
Reseña
Cada quien es libre de hacer con su vida un papalote, siempre y cuando no nos lleve entre las patas. No! pero quiza alguno de estos organismos irracionales nos pueda infectar a ti o a mi, tu crees que le va a importar tu vida, si a la suya le vale un pepino. Como existen este tipo de personas veo díficil que ganemos la guerra contra el VIH, la mejor vacuna es la información.
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